¿Qué significa ser Hijo de Dios?

Todos entienden lo que significa ser un hijo: nacimos de una madre y un padre. Como bebés y niños pequeños, somos completamente dependientes de nuestros padres: amarnos, alimentarnos, enseñarnos y ayudarnos a convertirnos en adultos responsables.

Dios nos creó a todos y por eso todos somos hijos de Dios. Pero lamentablemente todos nos hemos rebelado y el pecado ha roto nuestra relación con el padre. Dios continuamente está llamando a sus hijos para que regresen a él, para que la relación padre / hijo pueda restaurarse.

Jesucristo dejó su hogar en el cielo para venir a la tierra con el mismo propósito de morir en la cruz. La Biblia nos enseña que todos han pecado, se han rebelado contra Dios y la pena por eso es la muerte. También aprendemos que si alguien que no tiene pecado toma el castigo por nosotros, entonces podemos ser perdonados. Esto es exactamente lo que hizo Jesús: tomó nuestro castigo por nosotros.

2 Corintios 5:21 dice: «Porque Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo».

¿Cómo me convierto en hijo de Dios?

Todo el que crea y acepta este hecho, que Jesucristo murió para recibir tu castigo y luego pide el perdón de Dios, será aceptado en su familia.

Juan 1: 12-13 explica: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios ”.

¿Qué significa ser hijo de Dios?

• Ser un hijo de Dios significa que hemos nacido por segunda vez en la familia de Dios.
• Dios me ama, y ​​lo demostró al permitir que Jesús tomara el castigo por mi pecado.
• Dios es mi padre en el cielo
• Dios me cuidará como a su hijo
• Él me proveerá, me enseñará, me disciplinará y me ayudará a crecer y convertirme en un cristiano maduro.
• Le obedeceré y le daré toda mi vida para que pueda usarme como quiera y esté complacido conmigo.
• Tengo la responsabilidad de transmitir este mensaje a otros, para que aquellos que aún no han escuchado su invitación a venir y ser aceptados en su familia puedan hacerlo